PATRIMONIO HISTÓRICO OLVIDADO
Volar a una isla que se detuvo en el tiempo
A más de 500 años de su fundación, la isla Martín García, se encuentra al borde del abandono. Un lugar que resguarda los mejores secretos de la política argentina, vive un presente no muy feliz.
Por: Camila Landaburu
Pocos eligen hoy visitar la isla Martín García. A pesar de que esta isla es considerada patrimonio histórico nacional, fue dejada en el olvido. Pocos saben con qué se van a encontrar, qué transporte tomar para llegar y qué tan lejos se encuentra.
La reserva natural se encuentra a 3 horas por agua y tan solo 25 minutos por aire. La mayoría de las visitas que recibe la isla durante la semana son estudiantes de aviación que buscan acumular horas de vuelo para obtener el título.
La avioneta, Hotel Foxtrot Victor, a mando del piloto Felix Astigueta, despegó del aeropuerto de San Fernando a las 15.35 horas con destino a Martín García. Desde arriba, se podían apreciar mansiones de los barrios privados, grandes piletas recreativas y pequeñas calles atestadas de autos deportivos. Pero a medida que la avioneta se alejaba, esa ciudad poblada y perfecta desaparecía, dejando lugar a las aguas del Río de la Plata. A 33,5 kilómetros del Puerto de Tigre, una mancha verde de 168 hectáreas es la isla Martín García.
Aterrizaje en la isla Martin García en la avioneta Hotel Foxtrot Victor. (Crédito: Camila Land
La localidad de Tigre vista desde arriba. ( Crédito: Camila Landaburu)
Una pista de aterrizaje desierta recibe a la pequeña avioneta naranja y verde. No hay rastro de una torre de control, ni de un puesto de seguridad, salvo un edificio con un blanco gastado y aparentemente abandonado, con un cartel que anunciaba: “Aeródromo de Isla Martin García”. El resto, solo flora y fauna.
Un camino de tierra rodeado de selva conduce al centro de la isla donde todo visitante espera encontrar en algún momento el bullicio típico de un pueblo, pero no se escucha ni un susurro. La plaza está vacía, los almacenes cerrados, y la escuela, igual, silenciosa, no parecen demostrar signos de vida. Una niña andando en bicicleta da esperanza.
La isla, famosa por ser testigo de numerosos acontecimientos históricos, y el lugar de prisión de figuras políticas como Frondizi y Perón, tiene tan solo 103 habitantes. “Somos pocos y nos conocemos mucho”, dice Betty, la dueña del almacén más codiciado de Martín García.
Los isleños que hoy pelean contra el olvido reciben a cada turista con una cálida sonrisa. En su época de mayor esplendor solían recibir 35 mil turistas por año, pero hoy, con suerte, apenas superan los 8 mil.
“Nosotros entendemos que la isla no está preparada para ser un boom turístico, pero ahora no vienen ni los familiares de los isleños”, cuenta Germán, un gendarme de la isla.
Locales de artesanías, los alfajores “Stella Marys”, el antiguo penal, el hotel venido a menos y el pan dulce local, son los atractivos del lugar. Parece ser un pueblo que se quedó en el tiempo y que descansa en sus ruinas históricas. “Nosotros entendemos que la isla no está preparada para ser un boom turístico, pero ahora no vienen ni los familiares de los isleños”, cuenta Germán, un gendarme de la isla.
En el 2017, la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos de la Nación anunció un proyecto para rescatar del olvido al Teatro Urquiza y el faro de la isla, que están abandonados hace décadas. Poco a poco se logra un avance, pero no se encuentran respuestas para la problemática principal: la electricidad. "La luz se corta casi todas las noches de 3 a 7 de la mañana", cuenta Carlos que vive desde chico en la isla.
Muchos creen que el encanto se perdió. Sin embargo, para aquellos dispuestos a aprender su historia y perderse en su naturaleza, la esencia de la isla perdura en el tiempo.
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