PRACTICA Y ENSEÑA LO QUE AMA
Paula Harte: "Estoy hipnotizada por el viento"
Fanática del windsurf y del kitesurf, Paula persigue al viento a donde vaya. Dice tener una relación dependiente; ocupa gran parte de su vida y modifica su rutina. Sobre la tabla, entrena cuerpo y corazón.
por: María Trinidad Galarce
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Era el verano del 2010 y Paula Harte recién se había cambiado de colegio. Los días de calor en Buenos Aires no le ofrecían grandes aventuras. Se aburría, no sabía qué hacer, y no había llegado a consolidar amistades.
Desde chica siempre tuvo contacto con el agua. “En los veranos que iba a la playa no salía del mar ni para comer”, cuenta sonriente. Acostumbraba a ir al río con su familia a tomar mates y a hacer verticales. Un día, el cielo se puso gris y comenzó a soplar el viento. A los ojos de su familia, el día se había puesto “feo”. Pero al mirar al río, vio una gran cantidad de velas y barriletes que se deslizaban al compás del viento. No entendía por qué algunos disfrutaban de ese clima que para otros era amenazante. La curiosidad la llevó a querer probar esa sensación en carne propia
Más tarde, su padre le contó que cuando él era joven había hecho windsurf por tres años. Le mostró fotos, y fue ahí cuando Paula Harte se enamoró de la idea. Era domingo, por lo que ese mismo día su padre la acompañó a averiguar distintas escuelas de windsurf. Ninguna les convencía hasta que llegaron a “Puerto Tablas”.
Allí, un hombre llamado Lucas Correa la recibió con un mate; dijo que iba a hacerle una pequeña entrevista.
—¿Quién sos vos, Paula? — le preguntó Lucas, contemplativo.
—Yo voy al colegio— respondió Paula, sin saber mucho más de ella.
—¿Cuál es tu sueño? ¿qué te hace vibrar? — indagó Lucas.
Era la primera vez que alguien penetraba tan hondo en ella. Fue la primera persona que le enseñó a plantearse las cosas, a repensarlas, a analizarse a sí misma en profundidad. Hoy afirma que practicando windsurf también entrena al corazón.
Así fue como entró a un grupo de jóvenes coordinado por Lucas llamado “Mahal”. Cuenta que allí encontró un lugar donde podía habitar, crecer, y ser realmente ella. Si soplaba el viento estaban todos en el agua haciendo trucos y divirtiéndose, y cuando bajaba el sol nunca faltaba esa ronda de mates donde se contaban sus experiencias en el agua.
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Pasaron las semanas y llegó un momento donde los padres no le podían seguir pagando las clases. Su mentor, sabiendo lo que el windsurf y el grupo significaban para su alumna, le ofreció trabajar allí como forma de pago. Hacía de recepcionista, contestaba el teléfono, y vendía cursos. Pero cuando veía el viento soplar desde la recepción, una inquietud en el pecho no la dejaba continuar con su labor. No podía soportar la idea de estar encerrada mientras podría estar disfrutando del viento.
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Lucas Correa entendió perfectamente su sentimiento. Fue entonces cuando le dijo que podía dar clases. Así, completo un curso para ser instructora certificada. En paralelo, comenzó a practicar kitesurf para aprovechar los días que el viento no era lo suficientemente fuerte como para hacer windsurf. Quería aprovecharlo al máximo, exprimirlo hasta el último nudo. Con el tiempo pudo dar clases también de kitesurf.
“Describiría mi relación con el viento como inmadura”, anuncia pensativa. Es consiente que es totalmente dependiente de este fenómeno. Cuando ve por la ventana que las hojas empiezan a bailar, es capaz de cambiar todos sus planes y compromisos por ir a navegar. No puede evitarlo, admite que está hipnotizada por el viento. Si está en otro lugar que no sea el río, no está realmente ahí. Cuando no hay viento cerca, lo persigue por las costas hasta encontrarlo.
Su relación con el viento es como la que tiene con cualquier persona. Lo acusa de “histérico”, porque muchas veces preanuncia que va a soplar y al final decide callarse, y otras veces llega sin previo aviso. Se enoja porque no sopla, lo festeja cuando la lleva volando sobre el agua, lo admira cuando baja el sol. Sea como sea, Paula y el viento son inseparables.
Paula Harte y la relación con sus alumnos (por Trinidad Galarce)
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