En las últimas décadas, la repercusión del melanoma se ha incrementado de manera marcada por los cambios en el estilo de vida y el aumento de exposición solar .
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Las quemaduras solares y la exposición solar acumulativa durante la infancia y la adolescencia son los factores de riesgo más importantes para el desarrollo de cáncer de piel. Un estudio reciente de la revista Actualidad Médica, dice que el 85% de esta enfermedad podría evitarse reduciendo la exposición solar, en especial durante la adolescencia. Este grupo ha intensificado las prácticas de riesgo exponiéndose al sol. Sus principales motivaciones son el deseo del bronceado, el tiempo que pasan al aire libre, la baja percepción del riesgo a desarrollar cáncer de piel y la falta de control paterno. El dermatólogo Pablo Lanusse cuenta que: “ En los primeros veinte años de vida, la fotoprotección es fundamental, sobre todo, los padres deben estar encima de los hijos para que se acuerden y protejan su piel”.
Un sondeo realizado a 74 estudiantes adolescentes, para esta nota, reflejó que la mayoría no se cuidaban la piel, y que casi la mitad era por querer estar más bronceados.
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Los adolescentes permanecen gran parte de su tiempo expuestos a la radiación ultravioleta.
La revista Actualidad Médica realizó un estudio en el sur de España, donde las tasas de quemaduras solares resultaron elevadas y alarmantes en los adolescentes. Éste reveló que a los jóvenes les gusta tomar el sol y consideran el bronceado como sinónimo de belleza. Entre los resultados obtenidos, dió que el 70% de los adolescentes les gusta tomar el sol y el 72% consideran que al estar morenos la ropa les queda mejor. Frente a este sentimiento, los jóvenes se exponen por largo tiempo al sol sin protección, y así quedan vulnerables a los rayos cancerígenos.
Sin embargo, los adolescentes tienen actitudes positivas frente a la importancia de la protección solar. Es interesante ya que esto demuestra que los jóvenes son conscientes de los posibles efectos de la excesiva exposición solar sobre la salud, pero igual permanecen largos periodos de tiempo expuestos al sol. Hay una disonancia entre lo que saben y lo que practican. “Los adolescentes se creen superhéroes y creen que no les va a pasar nada, que una quemadura no es nada”, opinó Lanusse. Y prosiguió: ““Ni a los veinte, ni a los quince va a tener problemas de sol, sino que el efecto es acumulativo, y después de veinte años, llegan las consecuencias”.
En conclusión, los adolescentes son un grupo de especial riesgo para el desarrollo de cáncer de piel en la vida adulta y es debido a los malos hábitos, su escaso cuidado de piel y su deseo de estar bronceados. Por ello hay que potenciar el uso correcto del protector solar y hacer campañas de prevención del melanoma dirigidas especialmente a los jóvenes.
“Ni a los veinte, ni a los quince va a tener problemas de sol, sino que el efecto es acumulativo, y después de veinte años, llegan las consecuencias” dijo Lanusse
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